miércoles, 6 de mayo de 2015

CIEN AÑOS DE SOLEDAD

Cien Años de Soledad 






ANA LUCIA LIRA  4 "A" 

Cien Años de Soledad 

Autor de la obra:    Gabriel García Márquez 
(Colombia) ganador en 1982 del Premio Nobel  de Literatura. 

Cien Años de Soledad trata de: 
Luego de asesinar a su compadre, José Arcadio Buendía y Úrsula Iguaran se van de su pueblo con varios de sus vecinos para fundar lo que después llamarían Macondo. Estaba conformada por 20 casas de barro y cañabrava construida a orillas de agua de aguas diáfanas. La familia Buendía temía por la aparición en una de sus generaciones del niño cola de cerdo producto de relaciones incestuosas.

Al fundarse el pueblo, muchas cosas eran desconocidas, hasta las más elementales. Todos los años por el mes de marzo, una familia de gitanos plantaba su carpa cerca de la aldea, y con gran alboroto de pitos y timbales daban a conocer los nuevos inventos. Primero llevaron el imán. El jefe era un gitano corpulento, de barba montaraz y manos de gorrión, que se presentó con el nombre de Melquíades.

José Arcadio y Úrsula tuvieron 4 hijos: José Arcadio, Amaranta, Aureliano y Rebeca (que era adoptada).

Rebeca y Amaranta estaban enamoradas de un mismo hombre: Pietro Crespo, pero al preferir a Rebeca, Amaranta le desea la muerte a su hermana, hasta que finalmente muere y se siente culpable. Paso tiempo después y Rebeca se da cuenta que Pietro no era su verdadero amor, así que se enamora de José Arcadio, su medio hermano, ellos se casaron y se mudaron a una pequeña casa al lado del cementerio, posteriormente José Arcadio muere y misteriosamente poco tiempo después muere Rebeca.

Aureliano tuvo 17 hijos con 17 mujeres diferentes, pero todos sus hijos murieron misteriosamente en el bautizo cuando la cruz quedo en la frente de cada uno de ellos. Luego se casa con una mujer llamada Remedios, con la cual tiene 2 hijos morochos que son José Arcadio y Aurelio, estos dos hermanos tenían características muy parecidas ya que estos se intercambiaban de ropa y de personalidades y eran capaces de engañar a mucha gente incluyendo a sus padres, pero la única mujer que los podía reconocer era Úrsula, su abuela.

En marzo del año siguiente los gitanos volvieron, esta vez llevaban un catalejo y una lupa del tamaño de un tambor. José Arcadio que aún no había acabado de consolarse por el fracaso de los imanes decidió cambiarlos junto con unas monedas de oro que tenía Úrsula que las estaba guardando para una ocasión especial, José Arcadio creía que podía usar como arma pero realizo una prueba con su brazo y tubo quemaduras y ulceras que tardaron mucho en curarse.

Melquíades muere y regresa de la muerte para mostrarle a los Buendía unos pergaminos con la historia de Macondo escrita hace 100 años por el mismo. Anuncia aquí el nacimiento del niño de cola de credo y Macondo disuelto en una nube de polvo que lo hará desaparecer.

Durante la novela se observa con especial atención la llamada etapa de falso progreso, en donde se crea una industria bananera y que atrae a extranjeros a Macondo para poner en práctica varios proyectos, entre ellos la elaboración de un ferrocarril. Al final de muchos tropiezos y negociaciones todo fracasa y se comienza una lluvia que dura 4 años, 11 meses y 2 días. Hablamos entonces de otra etapa donde las personas dejaron de salir de sus casas y fue olvidando todo su rededor incluso el nombre de los objetos que usualmente nombraban.
Finalmente Aureliano Babilonia Buendía y Amaranta Úrsula Buendía engendran al niño cola de cerdo que al ser comido por las hormigas acaba con la estirpe de los Buendía.

 Fragmentos de la obra Cien Años De Soledad: 
1)     Pocos días después descubrió que tenía dificultades para recordar casi todas las cosas del laboratorio. Entonces las marcó con el nombre respectivo, de modo que le bastaba con leer la inscripción para identificarlas. Cuando su padre le comunicó su alarma por haber olvidado hasta los hechos más impresionantes de su niñez, Aureliano le explicó su método, y José Arcadio Buendía lo puso en práctica en toda la casa y más tarde la impuso en todo el pueblo. Con un hisopo entintado marcó cada cosa con su nombre: mesa, silla, reloj, puerta, pared, cama, cacerola. Fue al corral y marcó los animales y las plantas: vaca, chivo, puerca, gallina, yuca, malanga, guineo. Poco a poco, estudiando las infinitas posibilidades del olvido, se dio cuenta de que podía llegar un día en que se reconocieran las cosas por sus inscripciones, pero no se recordara su utilidad. Entonces fue más explícito. El letrero que colgó en la cerviz de la vaca era una muestra ejemplar de la forma en que los habitantes de Macondo estaban dispuestos a luchar contra el olvido: Esta es la vaca, hay que ordeñarla todas las mañanas para que produzca leche y a la leche hay que hervirla para mezclarla con el café y hacer café con leche. Así continuaron viviendo en una realidad escurridiza, momentáneamente capturada por las palabras, pero que había de fugarse sin remedio cuando olvidaran los valores de la letra escrita.   

 2)    “Remedios, la bella, se quedó vagando por el desierto de la soledad, sin cruces a cuestas, madurándose en sus sueños sin pesadillas, en sus baños interminables, en sus comidas sin horarios, en sus hondos y prolongados silencios sin recuerdos, hasta una tarde de marzo en que Fernanda quiso doblar en el jardín sus sábanas de bramante, y pidió ayuda a las mujeres de la casa. Apenas habían empezado, cuando Amaranta advirtió que Remedios, la bella, estaba transparentada por una palidez intensa. 
— ¿Te sientes mal? —le preguntó. 
Remedios, la bella, que tenía agarrada la sábana por el otro extremo, hizo una sonrisa de lástima.
—Al contrario —dijo—, nunca me he sentido mejor.
Acabó de decirlo, cuando Fernanda sintió que un delicado viento de luz le arrancó las sábanas de las manos y las desplegó en toda su amplitud. Amaranta sintió un temblor misterioso en los encajes de sus pollerinas y trató de agarrarse de la sábana para no caer, en el instante en que Remedios, la bella, empezaba a elevarse. Úrsula, ya casi ciega, fue la única que tuvo la serenidad para identificar la naturaleza de aquel viento irreparable, y dejó  las sábanas a merced de la luz, viendo a Remedios, la bella, que le decía adiós con la mano, entre el deslumbrante aleteo de las sábanas que subían con ella, que abandonaban con ella el aire de los escarabajos y las dalias, y que pasaban con ella a través del aire donde terminaban las cuatro de la tarde, y se perdieron con ella para siempre en los altos aires donde no podían alcanzarla ni los más altos pájaros de la memoria”.       

Recursos Literarios: Hipérbole
En  "Cien Años de Soledad”, todo aparece envuelto en la exageración.  Por esta afirma Ricardo Gullón que "el comienzo de la novela es el génesis y su final. El apocalipsis". La exageración hiperbólica a veces produce efectos cómicos. Constantemente observamos la exageración  de "las propiedades de los seres, los objetos y la situaciones". 

Para Mario Vargas Llosa en esta novela 2 la hipérbole es un recurso usado con tanta frecuencia que se vuelve característico de la realidad ficticia". 

Un tiempo atrás Márquez hizo una afirmación: "lo mágico puede transformarse en lo real con la misma facilidad que lo real en lo mágico y no hay un lugar que sea más real, o mágico, que otro, porque todo puede intercambiarse y todo es parte de la misma realidad total.

La primera hipérbole que podemos ver esa la demostración que hizo Melquíades, en el tema de la ciencia cuando en uno de sus viajes a Macondo va de casa en casa presentando a la gente dos imanes que cogían todos los artículos metálicos de la casa y que hacían crujir las maderas. Con esto el autor quiso exagerar el poder del gitano al atraer todo con sus imanes y precisamente ese poder es el que le ayudará a escribir la historia de la familia de los Buendía antes de que suceda. 

La segunda hipérbole: Ésta la podemos encontrar cuando Aureliano va a casa de la prostituta mulata y cuenta que antes de él habían pasado por su cuarto sesenta y tres hombres y que de tanto ser usado y lleno de sudores y suspiros, el aire de la habitación se había convertido en lodo.

La tercera hipérbole: Podemos encontrar otra exageración en un descendiente de José Arcadio Buendía, llamado del mismo nombre José Arcadio, el cual "se comía medio lechón en el almuerzo y cuyas ventosidades marchitaban las flores". El mensaje de esta oración puede impresionar al lector ya que el autor mezcla las ventosidades que es algo poco agradable con las flores que es algo delicado y bonito. . Esto es muy propio de Márquez ya que "no distingue desde el principio entre lo trascendental y lo inmanente, entre lo extraordinario y lo ordinario". 

La cuarta hipérbole: Otra hipérbole que nos interesa es la del Coronel en el caso de los números: -"promovió treinta y dos levantamientos armados y los perdió todos”,  - tuvo "diecisiete hijos varones de diecisiete mujeres distintas", -"Escapó a catorce atentados, a setenta y tres emboscadas y a un pelotón de fusilamiento", -"Sobrevivió a una carga de estricnina en el café que habría bastado para matar a un caballo"

Característica del lenguaje en la obra: 
 En Cien años de soledad, igual que en el mundo real, existen varios niveles de lenguaje, que requieren niveles diferentes de explicación.

La primera observación que se impone al leer Cien años de soledad es la vastedad de su lenguaje. Para García Márquez no hay palabra desaprovechable en el diccionario, desde los abundantes coloquialismos hasta las palabras tabú. Dentro de la novela existen diferentes formas de narrar, entre las que está lo cómico, el humor, la parodia y la ironía.

En sus aspectos coloquial o literario, el lenguaje tiene en Cien años de soledad, una función general de aislamiento más que de comunicación.

Existe un cambio permanente en el lenguaje. Hay dos principios que se respetan a lo largo de toda la novela: el área lingüística de cada personaje.

Para el crítico Ricardo Gullón el tono voz del narrador para comunicarse con el lector  "es el principal agente unificador de esta novela". García Márquez presenta los hechos en forma directa, sin detenerse a interpretarlos o juzgarlos, sin establecer diferencias entre lo real y lo fantástico, con la mayor, naturalidad, situación que mantiene a lo largo de toda la narración. En el espacio novelesco de "Cien Años de Soledad", tienen idéntica verdad  de los sucesos demostrables y los fabulosos por lo que "todo es verdad y todo es mentira". 

Esta naturalidad hace que García Márquez rompa con todas las convenciones del realismo literario y haga además que el lector se incorpore a ese mundo como si formara parte del mismo. 

Características de la Novela: 
  • Tiene una estructura circular, ya que a lo largo de la historia se repiten hechos de forma periódica. No hay regularidad estructural.
  • Los mismos nombres y características de los personajes se heredan de generación en generación.
  • Todas las relaciones intraficcionales están conformadas hacia un principio de negatividad, como el dialogo hacia un eje económico, así como hasta la actuación no disimula su potencial.
  • Se mezclan los elementos del mundo real objetivo con los del mundo maravilloso o de la fantasía; hasta el punto llegan a constituir una sola realidad dentro de la novela.
  •  No existe tiempo cronológico definido.
  • No existe barrera física entre la muerte y la vida.
  • Los hombres son criaturas caprichosas, soñadoras y siempre propensas a la ilusión, capaces de momentos de grandeza pero fundamentalmente débiles y descarriadas. En cambio las mujeres suelen ser sólidos, constantes, modelos de orden y estabilidad.
  •  Existe una atracción constante y apasionada ente los mismos miembros de la familia.













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